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Dolores Gortázar, una mujer carlista que merece ser recordada

Museo Carlista de Madrid

Una de las ingentes tareas que quedan por realizar para recuperar la historia del Carlismo, es poner en valor a tantas grandes personalidades que sirvieron a la Causa de la España católica y monárquica y que han pasado al olvido, alejadas de la atención de una historiografía y un periodismo siempre orientado en la misma dirección. Y entre ellas, y en particular, las mujeres carlistas.

Como ha señalado el profesor Antonio Manuel Moral Roncal, específicamente sobre el período de la II República, “falta una investigación profunda sobre el papel de la mujer en el momento histórico en que se logró convertir al carlismo en un movimiento político territorialmente de alcance nacional”.

Resulta, en efecto, particularmente perentoria, en estos tiempos de reivindicación del papel social de la mujer, la tarea de rescatar del olvido a tantas mujeres carlistas[i], y no solo de los años de la República, que destacaron en su tiempo, y que, precisamente por ello, fueron mujeres pioneras y, muchas veces, adelantadas a su época. O, si se prefiere y probablemente con mayor rigor, que son demostración de que siempre existieron mujeres destacadas en cualquiera de las facetas de la actividad humana, sin necesidad de ponerlas a competir con los hombres y como si hubiera que esperar a nuestros días para encontrar mujeres de valor.

Uno de esos nombres que valdría como ejemplo de lo dicho es el de Dolores Gortázar y Serrantes, cuya figura animo a las mujeres que se sientan católicas y tradicionalistas a conocer y a reivindicar.


La maestra y escritora carlista Dolores Gortázar
La maestra y escritora carlista Dolores Gortázar

María Dolores de Gortázar y Serantes nació en 1872 en León, hija de un periodista de ideología liberal y republicana -era amigo de Castelar- que había comenzado sus primeros lances en La Habana, estableciéndose después en la capital leonesa.

Dolores estudió con las carmelitas y con solo diez años publicó su primer poema en La Crónica de León. Con la misma precocidad a los 15 años, contrajo matrimonio con Fernando Valcárcel Saavedra, instalándose el hogar familiar e Mula (Murcia), donde continuó escribiendo y publicando. Al poco de casados, su marido fue diagnosticado con una enfermedad mental y tuvo que ser internado en un hospital psiquiátrico, falleciendo en 1895, el mismo año que nace la única hija del matrimonio.

Tras enviudar, Dolores retornó al hogar materno, estudiando la carrera de Magisterio en León y luego Burgos. Obtenida la titulación y después de publicar trabajos de erudición, premiados por la Real Academia española, se sintió obligada a escribir al director de la misma, Marcelino Menéndez Pelayo, pidiéndole “se digne otorgarme su valiosísima protección. Desearía que la docta Corporación de la R. A. de la Historia, de la que V.E. es alma, me propusiese al Sor. Ministro de Instrucción Pública, para que me nombrase profesora de Historia Universal e Historia de España, de la Escuela Superior del grado Normal, que acaba de crear, cuyas plazas se darán el 10 del próximo Julio y se proveen por voluntad del Sor. Ministro; pero a propuesta de las R.R.A.A. de la Historia, y de la Lengua, o del R. Consejo de Instrucción Pública”.

En su carta, Dolores se describe como colaboradora de los Boletines de la R.A de la Historia y “escritora desgraciadísima”, proporcionando detalles sobre su situación: “Quedé muy joven huérfana de padre y a los cinco días, viuda y para sostener a mi madre y a mi hijita, me hice con brillantísimas notas maestra y he luchado como un titán, sosteniendo solamente con el sudor de mi pobre trabajo y con indecibles penas mi casa en Madrid. Me nombraron profesora provisional de la Normal de León, hace seis meses y ahora cesé por posesionarse de mi plaza, la propietaria y me nombran de Soria, interina. No he levantado mi casa de Madrid, con la esperanza de mejorar mi situación. Es doloroso que, en España, no se recompensen ni méritos, ni estudios. Guardo en cartera, seis obras de teatro, de las cuales he logrado colocar una, que en breve se estrenará, y guardo novelas, que la carencia de recursos, me impide editar”.

La petición de ayuda no debió prosperar, si bien entre 1905 y 1908 contribuyó a la fundación y fue directora del Real Centro de María Cristina, escuela de señoritas auspiciada por la reina gobernadora para la formación práctica a las jóvenes de buena familia. Poco después, en 1910, contrajo matrimonio con Francisco Pol, un abogado y escritor madrileño.

Entre sus obras publicadas se encuentra la obra “Margarita, juguete cómico en un acto y en verso” estrenada con éxito extraordinario en el Teatro de León en la noche del 7 de noviembre de 1895, y la traducción de Horacio, por la que fue felicitada personalmente por el propio pretendiente carlista Don Jaime de Borbón.


Dolores Gortázar escribió poesía, teatro, novela, y muchos artículos de política tradicionalista
Dolores Gortázar escribió poesía, teatro, novela, y muchos artículos de política tradicionalista


En política, Dolores Gortázar militó activamente en el carlismo ya desde la última década del siglo XIX, sin que sepamos bajo qué influencia llegó a hacerse tradicionalista. Comenzó organizando oraciones y donaciones para el ejército español en Cuba, y ya en 1899 participó en las actividades y veladas del Círculo Carlista creado en León, empezando sus colaboraciones en el periódico carlista El Correo Español, viéndose tentada a fundar su propio periódico tradicionalista y figurando ya públicamente como “ilustre dama carlista”. Muchas veces bajo pseudónimo, escribió también artículos para periódicos como El Porvenir (León) y El Correo de Zamora. Además, fundó en Madrid la revista femenina de acción católica Roma. En sus artículos, Dolores Gortázar criticó a las mujeres y a los curas que no cumplían los preceptos divinos que entendía como verdaderos, defendiendo el papel que las mujeres debían jugar en la regeneración de una sociedad que consideraba, en muchos sentidos, decadente y falta de moral.

A partir del apartamiento del marqués de Cerralbo de la dirección del carlismo, el entusiasmo de Dolores Gortázar por la Causa bajó decibelios, colaborando en algunos periódicos mauristas, que compatibilizaba con la impartición de conferencias en actos tradicionalistas.

El punto culminante de su actividad carlista se produjo en los años posteriores a la secesión mellista, frente a la que se posicionó abiertamente. En un gran artículo de portada de El Correo Español en 1919, elogió la lealtad al rey como una auténtica virtud. En 1920 participó en numerosas reuniones jaimistas, y en 1921 se convirtió en presidenta de las Margaritas de Madrid. Ese mismo año participó en la Junta de Lourdes, una gran asamblea carlista para fijar una nueva dirección política. Inmediatamente después publicó La regeneración de España, un panfleto que atacaba al mellismo y aplaudía el programa de Lourdes. Durante algunas de las reuniones de 1922 se sentó junto al líder jaimista, el marqués de Villores.

El cierre de El Correo Español dejó a Gortázar sin su principal tribuna de prensa y la llegada de la dictadura de Primo de Rivera paralizó la vida política. Pasó a otros periódicos conservadores, presumiendo orgullosamente de su amistad con Don Jaime, aclamado siempre como "nuestro caudillo" y tomando parte en actos tradicionalistas.

A finales de los años veinte inició una estrecha colaboración con un nuevo semanario carlista de Madrid, El Cruzado Español, que aspiraba a suceder a El Correo Español como el gran periódico carlista. En premio a sus servicios a la causa tradicionalista, Don Jaime de Borbón la nombró dama de la Orden de la Legitimidad Proscrita. ​

Durante el primorriverismo tardío y la dictablanda intensificó su actividad, abriendo círculos, apareciendo en titulares y presidiendo las Margaritas de Madrid, animando a movilizarse a las mujeres contra los privilegios de “las mujeres rojas”.

En octubre de 1932, don Alfonso Carlos declaró al periódico El Cruzado Español fuera de la Comunión Tradicionalista por sus continuas críticas a la colaboración con los monárquicos alfonsinos, y su insistencia en forzar al rey carlista a nombrar sucesor para asegurar que la “dinastía usurpadora” quedara excluida. Desconocemos si Dolores Gortázar siguió colaborando o no con el periódico -que duró hasta 1936 pero del que no se conservan ejemplares de este periodo en la BNE-, pero lo cierto es que siguió vinculada a las actividades de la Comunión. Desde 1933 fue presidenta honoraria del Círculo de Madrid, y en 1935 participó en tareas propagandísticas a favor del tradicionalismo.

Enferma desde hacía tiempo, Dolores de Gortázar falleció en Leganés el 9 de abril de 1936, solo dos meses después de hacerlo su única hija, que había dejado cinco hijos.

Maestra, defensora de la educación, escritora, periodista, propagandista política, feminista de las buenas, Dolores Gortázar tiene un puesto a reivindicar entre aquellas bravas mujeres de las que el catolicismo social puede presumir.  




[i] El profesor Moral Roncal cita los nombres de María Rosa Urraca Pastor, la escritora Dolores Gortázar Serantes; la vizcondesa de San Enrique; Dolores Chicharro; la condesa de Rodezno; las oradoras Casilda Ampuero, Concha Díez Conde, María Dolores Lamamié de Clairac y Ángeles de Janer, o las tradicionalistas Matilde Fernández de Henestrosa y María Zamanillo, entre muchas otras. El caso de la primera ha sido subsanado con la publicación de la biografía “María Rosa Urraca Pastor. Una mujer contra la República”, de la que soy autor, pero las demás permanecen a la espera de los estudios biográficos que merecen.

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MUSEO CARLISTA DE MADRID.-

Colección J. Urcelay

Reservados los derechos. Museo Carlista de Madrid.- Colección J. Urcelay

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